Corporeidades

Estamos hechos por los mismos hilos 

Sebastiano Monada 



Somos tejidos

De fibras y de nervios

De corrientes sanguíneas

Y de ríos sensibles

Evaporando pensamientos

Como sueños alados

Somos

Parte de estambre del multiverso

Como punto de enlace transverso

Entre un hilo y otro hilo

Espléndido bordado embrocado

Intrincado nudo amarrando

Hebras de distintas sortijas

Un color de la carne

Muda en palabras

Y locuaz en pinturas

Otro color la luz

Sueño extasiado de avestruz

Refugiándose cansada

En plena lasitud

Aterida en los huesos

Marfil de ondas agotadas

De estrellas rotas

No somos distintos

A proliferantes galaxias

Enrolladas en nostalgias

De recuerdos añorados

Diferentes formas memorizadas

No somos diferentes

Ni a cometas que vagan

Errantes solitarios profetas

Evocación de catástrofes planetarias

Señalando futuras explosiones

O nacimiento de nuevos astros

Y novedosas constelaciones

Estamos hechos por los mismos hilos

Por notas de las mismas cuerdas

Aunque sus canciones sean distintas

Y sus melodías tornadizas

Estamos hechos por potencias

Que emergen de la nada

Convertidas en artistas inspiradas

Creadoras de estéticas cósmicas

Y de filigranas cuánticas

¿Quién nos ha hecho creer en jerarquía humana?

Producto de una evolución acumulada

Que somos hijos de la divinidad conjeturada

¿Quién ha pretendido otra hechura

Con transparentes hilos espirituales

Como textiles de fantasiosos cristales

Distintos a la materia, a la energía

A las otras composiciones sinfónicas

Y pentagramas simétricos?

Esta pretensión aristocrática

De mitológica alcurnia fantasmal

Cree darle un puesto privilegiado al hombre

Cuando en cambio lo disminuye

Al tamaño esquemático de sus prejuicios

Rebaja el maravilloso azar

Que juega con la necesidad

Al caber en esta materia

Combinación de asociaciones concertadas

De cuerdas, de partículas, de átomos

Minuciosos albañiles cosmológicos

Y moléculas ingenieras de la vida

Madera astral

Maleable y porosa

Luminosa y migrante

Oscura y residente

En intimidad meditabunda

No se aprecia el pertenecer

Invalorable gozoso placer

A esta energía dinámica

A este multiverso inconmensurable

Ser parte de sus poemarios entrañables

Escritos con vibrantes ondas viajeras

Que se enlazan entusiastas

Componen fuerzas primordiales

Que abren dimensiones abismales

O se enrollan como caracoles invisibles

Al ser parte de creación permanente

Simultánea como eterno retorno

E integrada como sincronía concomitante

Tenemos la oportunidad de comunicarnos

Con todos los seres del planeta

Del cosmos y sinfonías embriagadas

Por plurales formas siderales

Y armónicas melodías encantadas

La oportunidad de comprender

Melancolías y alegrías de mujer

Acontecimientos enigmáticos de la vida

Y la inagotable existencia variada

Es el cuerpo el que nos conecta

Como consanguíneo parentesco

Con estos tejidos trenzados

Y quizás se deshilachan alterados

Para volver a inventar tramas

Y sus texturas extrañas

Es el cuerpo el que sabe

Pues es memoria encarnada

De pasiones artesanales

Emergidas de los huesos, cristalizadas

Inventoras de la luz y la oscuridad

Paradoja del tejido espacio-temporal

Aporía creadora del vendaval

De movimientos coincidentes en integral

Caosmosis compulsiva existencial

De la materia y la energía fecundas

De la gravedad y el magnetismo fundadores

De la cohesión fuerte y débil imperiosa

De universos y mundos desatados

Como tropel de pegasos en fuga

Únicos como celosas identidades

Exponiendo su distinción perfilada

Diferentes como variedad primaveral

Del sensible pluriverso emergido

Serpenteante en distintos tejidos

Hechos con los mismos hilos   

Viaje en el camión de la noche 

Sebastiano Monada 


La noche fría residente

Como abuela encerrada en casa

Noche glacial aposentada

Como escarcha tenue

En nuestros pómulos entumecidos

Alumbrados por melancolía luminosa

Pálida de la luna desnuda

Alojada en nuestra piel aterida

Instalada en dedos agazapados

Durante letargo agarrotado

Del viaje largo noctámbulo

El camión llevaba en carrocería

Copiosas cargas de bienes al mercado

Y humanidades contraídas a la urbe

Defendiéndose contra insondable soledad

Errática y desorientada en concavidad

De tallado gramático firmamento

Abismo seducido en infinita caída

Cuerpos apegados aprovechando el fuego

Todavía ardiente de las morfologías

El polvo acompañaba el silencio reflexivo

Como sigiloso y laborioso cultivo

Del colectivo mudo ensimismado

Circunstanciales compañeros de viaje

Ella estaba tan cerca de mi clamor

Tan caliente y dulce

Como arcoíris de cantuta

Era hogar acompañado de ponches

Compartidos en fogatas de San Juan

Tus trenzas largas como enredaderas

Trepando colosales troncos

De árboles centenarios

Como leyendas precedentes

Tus ojos pensativos buscando horadar

El espesor congelado del aire

Persiguiendo pensamientos ahondar

En transcurso ondeante

Para encontrar las vetas petrificadas

De tus proliferantes preguntas

Tu pollera clara cubriéndote las piernas tibias

Demandantes de ternura no donadas

Tus noches fueron de agobiados descansos

Después de trajines laboriosos

Testigos de raptos intrépidos

En dormida oquedad del sueño

Quise tomarte en el viaje

En la isla móvil del camión compartido

Sentir tu calor, tu sorpresa

Tus defensas demostrativas

Mientras avanzaba en invasión imprevista

Te observe esa noche fría

Me miraste tímidamente

Como adivinando mis pensamientos

Sabía no te defenderías

Más allá de las preguntas

Mientras las estrellas lanzaban sus gritos intermitentes

En las lejanas distancias del vacío sin enunciados

Mujer de la noche

Montada en armazón crepitante

Del camión errante

Cuidando diligentemente tú carga

Acompañada por viajeros rudos

En la dureza de afanes de intercambio

De los pueblos y de los mundos

Trueque de ferias anticipadas

Antes de llegada perezosa

De madrugadas amarillentas

Y candorosamente somnolientas

Como niñas recién despiertas

Mujer de poco hablar

Diestra en fiestas al danzar

De silenciosa meditación

Buscando alumbrante iluminación

Esa noche amé tu cercanía

Tus pies quietos rozando los míos

Tu manta protectora arrullándote los hombros

La espalda delgada iniciada en faenas cíclicas

Intermediarias de ámbitos comerciales

Quise abrasarte sin explicar nada

Como si nos conociéramos años

Era ternura y necesidad de cobijarse

En tu maternal calor femenino

Esos viajes en camión han desaparecido

Depuestos por remozadas flotas abrigadas

Microclimas de transporte hospitalário

Sin contacto con el frio y el viento de la noche

Ni acompañados por el polvo turbado

Levantado por el camión solitario

Nunca más estaremos cerca

Tocándonos los pies agazapados

Con ganas de acercarnos para abrigarnos juntos

Sin hablar ni decir nada

Me sentí tuyo

Ama de mi soledad viajera

Dispuesto a ahogar mis deseos

En tu boca aymara

Mujer de trenzas enredadas

Transcripción de ideogramas antiguos

Protegiendo significados perdidos

En huellas hendidas en la carne

Olvidadas, emergidas

En los tiempos ancestrales

Mujer de comunidades añoradas

Ocultas en explanada inmensa del Altiplano

En quebradas heridas de la cordillera

Descomunal de los Andes

Mujer poseída por agonía cóncava

De la noche interminable

Por incesantes recuerdos guarecidos

En tu cráneo joven e inquieto

Poseída en el instante

Por mi mirada suplicante

Sembradora erótica

Cultivadora de la quinua real

Plantada en tu piel morena

Hoy recuerdo esa noche perdurable

Viaje en bastidor del camión ermitaño

Perdido naufrago en océano desconocido

En caminos de tierra polvorientos

Horadando rocosa meditación

De montañas ondulantes

Lerda danza de caderas nevadas

Amo tu huella inscrita en mi memoria

Encontrándola en mujeres de trenzas largas

Profanos poemas dilatados bajando

En la extensión maravillosa de tu espalda

Hasta tocar tu cintura ceñida

Cuando vuelvo a hundirme en tus ojos negros

Amo a las mujeres de pollera

De pómulos salientes

Y brillantes como la luna enamorada

Mujer de habla pura

Como el agua de manantial

Voz aguda de cántico ritual

Brotando como palabra sabía

Y cristalinos saberes atávicos

Como el agua germinada en cordillera

Amo tu lenguaje nativo

Discurriendo como brisa rizda

En una atmósfera llena de recuerdos

Hablando con la acústica de los jaqi

Jilatas y qullacas en thakhi

Chacha-Warmi complementándose

En amorosa calma sosegada

Amo tu tristeza antigua

Tu alegría momentánea

Amo tu fortaleza constructora

De redes sociales incesantes

Amo tu cuerpo caliente y mineral

Fundido en volcánico magma proverbial

Corteza suave de cobre

Tallado tesoro orfebre

Vetas de estaño, de plata y de oro

Misterios insondables del subsuelo

Explorado por mineros de ojos entornados

Ceremoniosos acullicadores perseverantes

De la bondadosa hoja de coca

Inalmama de la tierra y de las aguas

De las brisas fecundadas

Y los versos solares

Vetas metálicas de venas ocultas

Alimentado cuerpo geológico del planeta

Explotado por enclaves corporativos

Destructores de secretos de la mancapacha

Mujer de corajes heredados

Desde las tenaces abuelas antiguas

Legado labrado de culturas ancestrales

Por técnicas y saberes olvidados

Mujer encanto andino

De las comunidades resistentes

No olvidaré ese romance sin palabras

En el silencio helado de la noche

Sobre carrocería crujiente

De un camión solitario

Remontando demoledora explosión fijada

Como fotografía eterna

De convulsiones de la Tierra

Amo nuestra complicidad muda

Una noche gélida

Cuando nuestros pies se tocaban insistentemente

Sin separarse para nada

Como corroborando el entendimiento

De dos cuerpos viajeros demandantes

Vulnerables ante infinita caverna del cosmos

Habitado por el desierto vacío

Del tejido invisible de materia oscura

Y la primorosa ebullición

De constelaciones lejanas

Nadie sabe lo que pude el cuerpo

Nadie sabe lo que pude el cuerpo

Sebastiano Monada

Dedicado a Sonia, bailarina de la danza del vientre




Nadie sabe de la potencia del cuerpo

Tesis como de energía equivalente a materia

Del gran pensador inmanentista

Célebre contra-filósofo panteísta

Perseguido por religiones trascendentales

Teórico judío-ibérico

Como son los sefarditas

Pesadilla de filosofías dialécticas

Teorías superadoras imaginarias

Como toda ideología ensimismada

De contradicciones efectivas

Cuando las reducen a conceptos opuestos

En amortiguada colisión abstracta

Como si se tratara de guerra de fantasmas

Doctrinas estatales afanadas en desterrar

Persiguiendo inquisición perdurable descontar

Al hereje iconoclasta y ácrata

Spinoza aguijón clavada en cabeza de filosofía

Pensador que puso en su sitio al cuerpo

Colocándolo como núcleo de percepción

Espesor vital de ecologías vigorosas

Lazo carnal de seres con Dios

Entendido como inmanencia infinita

Notas de cuerdas creadoras de energía

Y topologías diversas de materia

Habita nuestros inquietos huesos

Luminoso marfil ensueño de luna

Coagulado en esqueleto alado

En nuestra memoria sensible

En nuestras células, moléculas y átomos

En ínfimas partículas componentes de la paradoja

Lo indivisible dividido

Como fragmentación imposible

De punto geométrico inventado

Sin que el hombre moderno pueda imaginarlo

Quebrantado en partículas asociadas

Cada vez más mínimas

Hasta llegar a la nada creadora

Baruch Espinoza

Puñal clavado en el corazón de la metafísica

Abriéndole herida mortal

Dejándola sin pulso, sin argumentos

Reencontró la creación en espesura corporal

Como plasmación estética factual

Sabiduría en morfología somática

Secreto de la vida en el organismo

Nadie sabe la potencia del cuerpo

Como nadie sabe de la voluntad

Queriendo abarcar la inmensidad

Recorrida por las vibraciones

De las fundamentales cuerdas

Cuando te veo danzar

En momento arrojado al azar

Corroboro las tesis de Espinoza

En la elocuencia melódica de tus contorciones

Manejo sinfónico de vibraciones

De tu complexión musical

Como canción encantada artesanal

Como corpórea sinfonía actual

Escudriñando bóveda abismal

Haciendo de cada músculo una tecla de piano

O soplo melancólico de acordeón

Cuyos mensajes sabios se clavan como arpón

Ocasionando tonos de melodía somática

Composición poética narrada por oráculos

En fluidos códigos anatómicos

Pronunciados en ondulación

Como rebalse de aluvión

Movimientos rítmicos

Como memoria repetida de ecos

Seduciendo a miradas escrutadoras

Como topos constructores de socavones

Deseos de dioses mitológicos

Plurales imágenes de la Divinidad

Pretendiendo transparencia y claridad

Idea absoluta, pasión de ensueño

Estallido intrépido de comienzo sin origen

Como recurrentes recomienzos que rugen

Dios concebido como unidad

Metáfora convertida en concepto

Como si el absoluto fantasma fuese creatividad

Indiscutible certeza y verdad

Nombrado por religiones trascendentales

Como omnipresente Providencia

A la que el silencio de Buda no nombra

No importa el nombre ni el concepto

No importa si las culturas

Persisten concibiendo al patriarca primordial

Como único hermafrodita fenomenal

Ansiedad y esperanza

De demanda otoñal

En eterna despedida crepuscular

Anunciando amenazadoramente

Señalado horizonte de apocalipsis

Condena de castigo y antítesis

Sagrada imaginación habitual

Muy lejos del imaginario radical

Del subversivo acontecimiento

Exento de toda culpa y resentimiento

Importa comprender

El estallido creador

Venciendo a la nada

Derrotando a lo imposible

Idea de Dios panteísta

Voluntad enardecida

Deseo desbordado

Afecto rebelde

Contra la quietud

El silencio

La inexistencia

Explosión inicial

Creadora aleatoria

De ignotos universos

No importa el código

Tampoco la representación

Como vaciado armazón

Donde se guarda lo que se quiere

Importa intuición absorbente

Conspicuo saber perceptual

Más acá y más allá de lo intelectual

Comprensión inmediata

De travieso avatar

Diseminándose como curvatura pasional

En sincronización mutante e inactual

Del espacio-tiempo proferido

Grito compuesto

Como aullidos de lobo

A la luna preñada por luces blancas

Fugitivas intensidades galopantes

Estampida de unicornios alados

Exploradores aventureros desaparecidos

En supuesto vacío de la oscuridad

Que es materia de absoluta versatilidad

Tumultuosos rebaños de pasiones

Inscribiendo en el paisaje

Nomadismo liso, flexible, lúbrico

Deslizándose como invención territorial

En rondas de danza ritual

Cuando veo tu cuerpo danzar

Tallando en atmósfera códigos anatómicos

Melodía voluptuosa ancestral

Como recitación de poema carnal

Efluvio de deseos vaporosos

Emanaciones climáticas de contextura estética

Sonata de compases sensuales

Notas ondulantes del pentagrama musical

Encanto femenino transmitido por milenios

Tus caderas ondulan fecundando el entorno

Percusión irradiante de erotismo

Al ritmo de flujo y reflujo

De cimbreantes olas bailarinas

Hechizadas por la luna vestida de plata

Dibujando ritmo pausado y serpenteante

Del desnudo noctambulo desierto

Tus caderas fértiles

También se adelantan y retroceden

Empujando a imaginación al desvarío

Mientras tus piernas se mueven dibujando círculos

En el suelo aplanado por las plantas delicadas

De tus pies desnudos

Narrando en el tablado historias interminables

De amor y de muerte

De vida y de pasión

Tu vientre oscila, agitándose

Tempestades minuciosas recorriendo la piel

Al son del bolero de Maurice Ravel

Textura candorosa acariciada por sueños delirantes

Conmoviéndose ante invasión de timbales

Percusión aguda rítmica insinuante

Transgresores de tu existencia expuesta

Tus senos se mueven alusivos

Al compás de música árabe

Acompañando a fluctuante vibración del cuerpo

Mientras manos y brazos aletean lentamente

Alzando vuelo como cóndores custodios

De la cordillera errante

Ahora comprendo

Somos como flores de primavera

Consagración alegre de partículas viajeras

Invención proliferante, juego heracliteano

Travesura cosmológica de Tunupa

Amarrado a balsa de totora hundida en río

Conector de lagos sagrados

Hasta encontrarse en profundidades de la mancapacha

Como hundimiento al núcleo que deshilacha

Con hierro fundido de gravitación terrestre

Expulsado como lava volcánica

Arañando la piel del cielo en acto de amor

Arrancando gemido y clamor

Antes de caer como lluvia encendida

Abrazando, besando, diluyéndose

En la piel, en las intimidades del planeta

He aprendido de ti mujer danzante

La poesía escrita en códigos corporales

Pensamiento apasionado seductor de seres

Trovadores románticos en diseminación del cosmos

Como agonía acompañada de anhelantes besos

En disolución de la materia

Danza gitana migrante del desierto

Danza de fecundidad dejando aposentar

Delicada acuarela selenita

En vientre erótico convulsionando

Densa atmósfera nocturna

Con movimientos demandantes

De caricias dilatadas y suaves

Atrayendo a lluvia de semillas

Enterrándose en intimidad de ciclos vitales

Cadenciosa eterna bailarina

Pasión desbordada en flujos de energía

Irradiando ondas seductoras

Atravesando percepciones asombradas

Destrozando certezas, vulnerando costumbres

Desatando tormentas en cuerpos enardecidos

Dispuestos a invadir territorios fulgurantes

De tu fragancia incandescente

Las sociedades antiguas conocían más del cuerpo

La modernidad pretensiosa enterró sabidurías elaboradas

En contemplación y con asombro

En meditación y con experiencia sensual

Modernidad pretensiosa y hedonista

Convirtió amor en irrupción provisional

En placer y goce virtual

Acometimiento violento y gestual

Fugaz, desesperado

Derrotado en premura del comercio

Por eso danzante ondulante

Amo la memoria de tus pasos

Remembranza erótica de tus caderas orbitando

Alrededor del eje radiante de tu sexo

Sol húmedo, gravitación milagrosa

Del comienzo eterno de la vida

Armoniosa intensidad placentera

Imaginación radical del origen

Estallido inaugural sin margen

Las danzas han mutado

Nos dejaron la huella de su génesis

Como eterno nacimiento en éxtasis

Mitología ceremonial y ritual

Hermenéutica corporal

Interpretando fuerzas creadoras del caos

Genial inventor alquimista del cosmos

Danzantes de tango

Sebastiano Monada


Cuerpos entrelazados acompasándose

Como ramas de árboles siguiendo simetría

Ondulante del viento danzante

Como veterano caminante

Alianza pasional

Encaminándose al final

Como siameses pegados

Pareja danzante del arrabal

Sin poder zafarse de abrazo fundido

Al ritmo de armonía melancólica

Alegrada por voluptuosidad

Atmósfera llena de humedad

Pensamiento triste enunciado en baile

Como dice Santos Discépolo

Refiriéndose lucidamente al tango

Filosofía melancólica compensada

Por animada danza apenas equilibrada

Delirante goce somático

De piernas y brazos

Rumbando al son del bandoneón

Acompañado por un flotante acordeón

Encantadora armónica composición

De tórax, cuellos y cabezas erguidas

Donde los ojos lujuriosos se miran

Como águilas embrujadas se admiran

Lascivos naufragando en otra piel

Como si fuese mar apaciguado

Por caricias ardientes del sol

Convirtiendo la otra epidermis en miel

Ritmos corporales

De pasos circulares

Cazadores perseguidores

Audaces y huidizos

Como cachorros curiosos

Y sabios conquistadores

Como gallardos toreros

Descritos en ópera Carmen

Para que cantantes clamen

Escrita por Georges Bizet

Y bailada por el ballet

Resistentes cuerpos

Sin dejarse dominar

Uno por el otro

Desafiando en hechizo incesante

Jugando a armonía inestable

A tomar iniciativa aventajada

Invirtiendo dominio aparente

Del otro petulante pretensioso

Lucha y entrega a la vez

Conflagración corporal dada con rapidez

Hombre y mujer envolviéndose

Como se envuelve la serpiente

Enroscándose en círculos concéntricos

Como afectos de esférico caparazón

Coraza protegiendo palpitaciones

Y circulaciones activadas por el corazón

Haciendo llamear al barón

Efluvio de soplos románticos

En vibrantes danzas de tambos

Amotinados lugares de reunión

Asambleas rituales en acción

De humanidades africanas

Devenidas del Congo

El golfo de Guinea y de Sudán

Según Rodríguez Molas

Barriadas donde los cuerpos se inmolan

Heroicas humanidades rítmicas

Traídas a Abya Yala

Por comerciantes de esclavos

Tambos alborozados

Refugio de migrantes

Constelación de membranas portuarias

De populosos arrabales

Tango prohibido por iglesia y Estado

Como si fuese la misma lujuria del demonio

Tango sensual e insinuante

Como juego de conquista y devoción

Curiosamente develando confesión

De enamoramiento y seducción

Tango provocativo y transgresor

Convirtiendo a la pareja

En mimesis de agresor

Armónico vibrante espesor

De ardientes cuerpos enredados

Lujurioso tango porteño

Temido por moral conservadora

De altivas castas dominantes

Ostentosas oligarquías locales

Añorando, en el fondo, abrazarse

Como lo hace el pueblo

Liberándose de sus corsés

Danzantes de tango

Copiosa maravilla corporal

Como alucinantes colonias de coral

Música inconfundible

Nostalgias portuarias

Mezclas culturales

Composiciones sensuales

De plebe sublevada

En densidad extasiada

De melodías rampantes

Irradiando embrujadas conmociones

Componiendo poemas sin letras

Usando el ritmo de cuerpos como notas

Memoria polifónica encarnada

En profundidades íntimas

De trayectorias vitales

Desbordante poema corpóreo

Interpretado en picardía del baile

Monstruo bicéfalo, bestia cuadrúpeda

Lánguida y vivaz, fugaz

Cuya existencia dura una canción

Muere asesinada por el último compás

Como interpreta Dujovne Ortiz

Convirtiendo al tango en matriz

Preñada por pasiones cálidas

Pasos pausados del compadrito

Persiguiendo a la china

Pasos fugitivos de la parda

Envolviendo al cobrizo

En una emboscada voluptuosa

Lucha y entrega a la vez

Delatándose en encendida tez

Baile erótico y acompasado

Donde el macho cree dominar

Pareja anudada para amar

Garboso tomando iniciativa

Mientras que sin prisa

Ágil deleitando en la pista

La hembra lo ilusiona mientras seduce

En alargada ondulante danza

Después de tantas vueltas

Cruces de piernas, roces de rodillas

La hermosa pierna femenina rodeándole

Alrededor de la cadera

El macho no se da cuenta

Estar envuelto en la trama

De sutiles lianas invisibles

Preso y vencido por su conquistada

Soberbios danzantes de tango

Sus cuerpos movedizos rememoran

Antigua genealogía carnal

Pintada al óleo en mural

De arrabales rioplatenses

Irradiante danza de tango

Diseminada por el continente y el mundo

Narra historias de multitudes mezcladas

Empujadas hacia bordes urbanos desvelados

Donde el arte popular se libera

De anacrónicas ataduras impuestas

Entonando y cantando efusivamente

Con dulces movimientos corpóreos

Gramática alegórica dibujada en suelo

Bailando milonga, malambo y candombe

Tanteando con roces fugaces

Flexibles cuerpos melodiosos

Tocándose las encendidas cutículas

Apenas detenidas por la ropa

Ahora bailan caballeros y damas

¿Saben, sus cuerpos están hurtados

Por sensualidad popular?

Liberados de artificial moral

Aunque sea por un momento

Ahora bailan artistas sofisticados

¿Cuánto deben a mulatos la herencia

De esa estética de los puertos?

Puentes de continentes separados

Por tragedias planetarias

Deslumbrante estética corpórea

Aparentemente aprendida en academias

Repetidoras de un formato constituido

En acumulados fervores plebeyos

Cuando bailan auténticamente entregando

Los cuerpos a su desintegración emocional

Deconstrucción cadenciosa y cultural

Diseminación de esquemas de la moral

Repiten el encanto seductor

De artesanía somática popular

Retomemos estos senderos recónditos

Estos espesores vehementes

Cuando los cuerpos nos recuerdan

Haciendo de memoria carnal

Ondulante remembranza austral

Vivimos el mismo mundo solitario

Acogiéndonos maternalmente

Climas emanados por pasiones

Somos criaturas provisionales

En precipitado decurso fluido

De sublimes sinfonías cósmicas

Dedicadas a búsquedas sin preguntas

Navegando en diseminación del cosmos

Danzantes de tango

Concibiéndose en abrazo envolvente

La caminata, el corte, la quebrada

En el firulete repentino

Sello singular de los danzantes

Escuchándose mutuamente sus pulsaciones

Adivinando anticipadamente curvaturas

De movimientos de asedio

Parejas complementadas en torbellino

De invasores fervores vehementes

Cobijadas en comprensión anatómica

Tejida por desafíos corporales

Inmediatez de algarabía cadenciosa

Y continúa armonía melancólica

Compensada por alegría de bucles

Remolinos apasionados en disolución carnal

Rítmica poética popular

Liberando a cautivados por candor

Abriendo espacios emancipados

Por declaradas emociones    

Pareja de tango

Sebastiano Monada

Pareja de tango

Sebastiano Monada

Guapa morena caminando altiva y sagaz

En aparente retirada repentina y fugaz

Agarrada de la mano por el galán al acecho

Detenida en ese impulso mira a su pretendiente

Deja la acerque flexiblemente a su pecho

Es el momento del baile

Cuando ambos cuerpos se someten

A un interminable juego de circuitos

Y de forcejeos tenues

Donde el macho busca rendición sin comedimiento

Y la hembra no se deja conquistar por el intrépido

Conquistador de los arrabales

Compadrito joven y atrevido

Orgulloso de su gracia y su prestancia altanera

Arriesgado en las navajas

Osado en las noches de fiesta

La china le opone el cuerpo

Danzando como fragancia

De balletista espontánea

Escapando a los ataques

Del mancebo engreído

Envolviéndolo con encantos

Pasos dulces y provocantes

Cruzando las piernas hermosas de doncella

Con las fuertes y robustas del conquistador

Acosándolo con delicado furor

Moviendo las caderas al ritmo rápido

Dado por el bandoneón

Ondulando olas de hechizo encantador

Haciendo tambalear en mar al galeón

Ciñendo como soga su desnuda pierna

En las caderas viriles del danzante

Obligándole a cruzar sus pies

Bailan apretujados

Juntos como siameses

Mientras ella arremete

Con las curvas de su cuerpo

Y las piernas esbeltas rutilantes

Estrechando pecho a pecho

Rostro a rostro

Como entrega dulce e inquieta

Ya lo tiene dominado

En un efluvio dorado

De movimientos embriagados

Arte seductor del coqueteo plebeyo

Esa es la danza del tango

Danza sensual y de compulsa

Danza de pasión y vida

Entregada en el instante

De la música tejida

En las nostalgias del puerto

Satisfecha se retira

La pareja empedernida

Mientras otros llegan a ocupar

La escena ahuecada por ausencia

Dejada por rondadores noctámbulos

Llenándola con cuerpos para colmar

La noche suma y sigue

Canción tras canción tanguera

Olvidando se aproxima

El reiterado día siguiente

Abundante de luz y de trabajo

Habiendo omitido hubo un día

Anterior a la noche inmensa

De luz y de sensatez 

¿Necesitas hablar con nosotros?

Son gitano

Sebastiano Monada

Son gitano

Sebastiano Monada

Guitarra punteada al son de rumba

Rasgada al compás de ritmo árabe

Palmas de manos acompañando

Como si fuesen cascabeles humanos

Zapateo gallardo golpeando el piso

Sembrando canciones de rosas

Cadencia gitana sincronizando pasos

Sinfonía de caravanas itinerantes

Y voz vibrando tonadas embrujadas

Dilatando vocales sonoras

Como suspiros nostálgicos

Ondulándolas al gusto de emociones

Emergiendo volcánicas de los órganos

Extasiados destilando líquidos

Animando funcionamiento vivificante

Del espesor corporal divagante

Sacrificios rituales

De corazones amantes

¡Qué manera de cantar!

Entregando todo al instante

Vocalización ondeante

Como lamento rapsoda

Gitano en templada tarde

O acento contento embriagante

De cantante bohemio

Espesor musical de cuerpo iluminado

Hecho de barro cocido

A fuego lento

Arte alfarero olvidado

Vasija acústica forjada

Por delicadas manos

Inspiradas en letras cantadas

Con toda la morfología humana

Tomada por pasiones trangresoras

Impetuosas como embestida

De antílope en concurrencia

Canciones ardientes

Rebeldes en expresiones

Manifiestas como candor

De niña morena

Atrayente en su frescor

Vocales melódicas

Como aleteos rapaces

Alargados por gestos

Altivos artistas adulados

Que también danzan

Como dunas del desierto

Pasión gitana

Fogosidad nómada

Guerrera del alba

Desenvuelta en cuerpo

Convertido en poema

Somático tallado en sensualidad

Semántico inscrito en beldad

De metáforas fecundas

Exponiendo en grafías curvadas

Y aleteos de brazos mágicos

Que parecen convocar seductores

Energía de cosmos enamorado

Son gitano

Como versos pronunciados por ríos

Murmurantes como conversación

De amantes secretos

Ocultándose de miradas

Clavándose como aguijón

Melodía acida y dulce

Emanada de cuerdas

Tensadas y afinadas

Trovadoras metálicas noctámbulas

Comunidad de guitarras acompasadas

Como tribus recolectoras y de caza

Ondas atravesando el aire encantado

Corrientes de notas agitando la atmósfera

Transformada en rondas de danzas

Canción gitana

Rebelando sonidos bailarines

Como si fuesen bandas de aves

Migrantes de largos viajes

Jugando con fonemas agudos

Como violines crepusculares

Al sentido musical inmanente

De la voz fluctuante

Que las cuerdas vocales

Heredaron de la madre

Integrando recorridos culturales

Como se completan memorias orales

En gramática hendida en la piel

Sin que llegue a ser la torre de Babel

Entramado narrado en flamenco

Colmando como baños termales

Atesoradas memorias regionales

De diferentes entonaciones

En un solo acto denso

Como secretos de alquimia

Combinando cuerpo voluptuoso

Voz de arena fina

Y cuerdas inquietantes

Zapateo soberbio

Repiqueteo constante

Vibrante en golpeteos innumerables

Generando pequeños sismas

En huesos de marfil

Encendidos como un candil

Albos como lágrimas de luna

Aunque no son ningún sofisma

Escribiendo en el suelo fértil

Y en el aire húmedo

Tramas de amor y de muerte

Cuando

Las navajas de Albacete

Bellas de sangre contraria

Relucen como los peces

Inolvidable romancero gitano

Cantado por Federico García Lorca

Las venas se convierten en cuerdas

Y los cuerpos de los muertos

En guitarras de madera

Toreros de intensas plazas

De arenas ensangrentadas

Matadores de toros negros

Simbolizando tejidos del destino

Escondido en los astros

Toros brunos y temidos

Interpelando activamente al azar

Y exigentemente a la necesidad

Buscando deshacer situaciones

Enraizadas como eucaliptos sedentarios

Y corolarios de floración resultante

Calificados como desgracias

Por heredada fatalidad

Para que potencia de la vida

Desborde su arte emancipado

Romanticismo efusivo

Como fogata hospitalaria

Heroica rebeldía armoniosa

Como invención estética

Desafiando a los dioses

Ellos no son nada

Sin los gitanos

Las gitanas saben

Lo que puede el cuerpo

Por eso lo hacen hablar

Con movimientos corpóreos

Por eso lo hacen cantar

Con gestos melodiosos

Por eso descubren

Poesía de la carne

Vital y exaltada

Canciones jactanciosas

Como adolecentes audaces

Y rítmico zapateo vanidoso

Como trote suave de caballos

Resaltando tramas fugitivas

Escapando a capturas y redadas

De instituciones patriarcales

Congoja gitana

Gemido serpenteante

Mutando en alegre goce

Algarabía ascendiente

Queja inmensa

Reclamo sin resentimiento

Removiendo estratos del cielo

Sedimentos virtuales

En bóveda vaporosa

Convertida en donación

De ancestral arte nómada

Que no espera devolución

En romances de caravanas

Abandonando el desierto

Rumbo a los bosques frondosos

Agitando sus ramas

Como palmas de bienvenida

Gitanos

Poetas innatos

Cantan versos de toda clase

Con la voz galopante

Con el cuerpo insinuante

Con las cuerdas compositoras

De guitarras trovadoras

Aroma, P° de la Castellana 79, Madrid, 28046, (+34) 947 002 963
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